La motivación que tenemos cuando nos planteamos una nueva meta puede ser de dos tipos:
1) Motivación intrínseca: Nace de la persona, porque la propia actividad es reforzante en sí misma. Por ejemplo, querer hacer deporte por el simple placer de hacerlo y porque entendemos el impacto que tendrá en nuestra salud.
2) Motivación extrínseca: El refuerzo no viene de la propia actividad o de sus beneficios, sino de un factor externo. Por ejemplo, decidir hacer deporte por presión del entorno.
Cuando la motivación es intrínseca, las probabilidades de éxito en el cumplimiento de nuestro propósito se incrementan.